El casco es el símbolo, sobre todo en la actualidad, del desequilibrio efímero de la vivienda.
Como toda fortaleza inexpugnable, el trabajo, además de ser un bien preciado en la actualidad (quizás por esto resulta esclavizador), está dominado por grandes poderes, que tienen por objetivo, únicamente, el enriquecimiento personal, sin tener en cuenta el desarrollo de un Estado, y mucho menos el desarrollo humano del trabajador. Ejemplo claro son las multinacionales que cambian sus sucursales de un país a otro por el solo motivo del abaratamiento de la mano de obra.
Este es el fundamento teórico de esta obra, una llamada de atención a todo el mundo al reconocimiento de la precariedad y la explotación en el trabajo, tan en boga en nuestros días. No me refiero a la supuesta dignificación humana por medio del trabajo, sino a la esclavitud que dispensan muchos patronos.
Por eso mi reflexión sobre el tema, que a pesar de no ser nuevo y de perseguirnos durante toda la historia de nuestra especie, no parece que nos demos cuenta de que está ahí, y si lo hacemos no nos sentimos responsables, escondiendo las orejas y volviendo a tragar saliva.
Como toda fortaleza inexpugnable, el trabajo, además de ser un bien preciado en la actualidad (quizás por esto resulta esclavizador), está dominado por grandes poderes, que tienen por objetivo, únicamente, el enriquecimiento personal, sin tener en cuenta el desarrollo de un Estado, y mucho menos el desarrollo humano del trabajador. Ejemplo claro son las multinacionales que cambian sus sucursales de un país a otro por el solo motivo del abaratamiento de la mano de obra.
Este es el fundamento teórico de esta obra, una llamada de atención a todo el mundo al reconocimiento de la precariedad y la explotación en el trabajo, tan en boga en nuestros días. No me refiero a la supuesta dignificación humana por medio del trabajo, sino a la esclavitud que dispensan muchos patronos.
Por eso mi reflexión sobre el tema, que a pesar de no ser nuevo y de perseguirnos durante toda la historia de nuestra especie, no parece que nos demos cuenta de que está ahí, y si lo hacemos no nos sentimos responsables, escondiendo las orejas y volviendo a tragar saliva.
Una videoinstalación en la que se proyecta sobre un panel formado por 42 cascos de obrero.
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